Son sabores que despiertan cierta polémica, como la crema rusa, el pistacho, o la crema del cielo por citar algunos. En lo personal no suelo elegirlo con frecuencia, pero si es artesanal y está bien hecho, me gusta. Para mí, el helado es lo máximo. En sus orígenes hace unos tres o cuatro mil años, sólo podían acceder a esas bebidas heladas los emperadores, que utilizaban nieve para su producción y conserva.